— Guillermo Matías Marrón revela que tras la marcha del 4 de marzo recibió amenazas de muerte, por eso ahora utiliza una camioneta blindada
— Relata que fueron dos ataques en la Autopista del Sol, sus escoltas lograron lesionar por lo menos a un agresor
— “Me cuidan 80 mil talibanes”, dice a sus agresores
Rogelio Agustín / Interacción Sistema de Noticias
“Si quieren guerra, guerra van a tener”, sentenció el presidente municipal de Atlixtac, Guillermo Matías Marrón a quienes la tarde del jueves atentaron contra su vida en dos ocasiones, cuando circulaba sobre la Autopista del Sol a bordo de una camioneta blindada.
Matías Marrón explicó confirmó que el pasado 4 de marzo, tras la marcha que encabezó en Chilpancingo, donde declaró la retención de funcionarios del Gobierno del Estado y se atacó a pedradas el Palacio, recibió una amenaza de muerte, por lo que decidió moverse en una camioneta blindada.
Ese día se le observó que bajo la camisa portaba un chaleco antibalas, de tal manera que asume, lo ocurrido este jueves demuestra que tenía razón al cuidar su integridad.
“Muchos emitieron juicios por los lentes, mi reloj y el chaleco, pero ya quedó claro que no tengo el pecho de acero, soy un ser humano y me entran los plomos”, anotó.
Respecto a lo sucedido, dijo que acudió al puerto de Acapulco para regresar del Hospital de Renacimiento a su esposa y suegra, para ello estaba acompañado de dos elementos de seguridad.
Ya de regreso, circulando sobre la Autopista del Sol con dirección a Chilpancingo, pasaba la comunidad de Dos Arroyos cuando una camioneta se les emparejó y se registró la primera agresión.
“Como metí a mi esposa y mi suegra a la cabina, el personal de seguridad se fue a la batea, por eso cuando se nos emparejan y nos encañonan uno de mi equipo de seguridad le gana a disparar, desconocemos si uno de ellos murió”.
Explicó que tras este primer momento de tensión siguieron avanzando, pero por el peso del blindaje la unidad que utiliza es lenta, lo que fue aprovechada por sus agresores para alcanzarlo nuevamente y volver a disparar.
“Como no podíamos correr a más de cien kilómetros nos alcanzaron nuevamente y ahora sí, hasta que se acabaron sus plomos”, indicó.
Asumió que se trató de un ataque directo pero se abstuvo de señalar a un probable responsable.
Lo que sí admitió, es que la marcha del pasado 4 de marzo seguramente tocó varios intereses.
Ha recibido amenazas
Guillermo Matías Marrón asegura que un sector de la prensa lo ha presentado como un villano, pero él asegura que no lo es.
“Dios conoce mi corazón y sabe que no estoy haciendo las cosas mal, si he pedido y si me han puesto de rodillas y colocado un arma en la cabeza, es por la lucha social y por mi pueblo, por el bienestar de los 15 municipios que soy líder y el bienestar de 600 comisarios”, anotó.
Indicó que los 15 municipios que coordina no tienen problemas de robo, secuestros, no hay extorsiones ni venta de drogas sintéticas.
Por eso asegura: “Yo solo sé que hubo mucho dolor, les ardió a las personas el día que venimos a Chilpancingo”.
Asume que si está vivo “es por un milagro de Dios”, porque varias de las balas que se dispararon en su contra entraron y salieron.
Respecto a la razón por la que se desplaza en una camioneta blindada, el presidente municipal de Atlixtac explica: “Pues ya me habían mandado un mensajito, que me iban a matar, me lo dijeron en la tarde misma que se hizo la manifestación”.
También señaló que al llegar a un punto de vigilancia de la Guardia Nacional (GN) fue arrodillado y tirado al suelo, además de que les quitaron las credenciales y las armas de sus escoltas.
“A mi esposa la bajaron de las greñas de la camioneta y a mi suegra, mi esposa por miedo se tiró a una presa que está ahí, ella pensó que nos iban a matar porque cuando llegamos había unos de civil con su fusil, porque si uno sabe que lo vienen balaceando, llegas a una base y no están uniformados, ¿pues qué quieren que se venga a la mente? Aunque también entiendo que es una reacción natural”, indicó.
Explicó que la amenaza dirigida en su contra se realizó a través de una llamada anónima, de ahí que tras dialogar con un hermano que vive los Estados Unidos decidió recibirle la camioneta blindada que ahora ocupa.
Luego, señaló que si bien ha reforzado sus medidas de protección, no piensa dejar el gobierno municipal de Atlixtac.
“El que nada debe nada teme, tengo 80 mil talibanes que me acompañaron, yo creo que si quieren guerra, guerra van a tener”, sentenció.
También señaló que ha recibido amenazas por parte de un supuesto grupo delictivo que opera en la comunidad de Huitzapula, que incluso a finales de 2024 le advirtió que no llegaría al fin de año.
Pese a dichas amenazas, el primer edil sostiene: “Me pusieron un ultimátum y ahora miren, atentaron contra mi vida pero hay cimarrón para rato, si es por seguir en la lucha, no me van a tener de rodillas y voy a seguir”.
Ironizó a quienes cuestionaron que en la marcha utilizara chaleco antibalas: “ya vieron que mi pecho no es de acero, son un ser humano y le entran los plomos”.