Porque la cultura une lo que la distancia separa, el embajador de la República Árabe de Egipto en México, Excmo. Amr Abdelwareth, recorrió junto al presidente municipal Dr. Gustavo Alarcón Herrera el centro histórico de Chilpancingo, como parte del programa de intercambio cultural con embajadas acreditadas en nuestro país. Un recorrido que no solo mostró la riqueza de la capital guerrerense, sino que también reafirmó la hospitalidad y el valor de nuestras tradiciones.
El encuentro inició en la explanada de la Plaza Cívica “Primer Congreso de Anáhuac”, donde el presidente municipal dio la bienvenida oficial al embajador, acompañado de su esposa, Riham Taha, y su hijo, Karim Abdelwareth. Desde ahí comenzaron una visita guiada por los puntos más emblemáticos de la ciudad.
La delegación egipcia visitó el Museo Regional de Guerrero, donde pudieron observar artesanías, pinturas y elementos culturales que narran la historia del estado y su diversidad. Posteriormente, se trasladaron a la Catedral de Santa María de la Asunción, sitio histórico donde José María Morelos y Pavón proclamó los Sentimientos de la Nación, piedra angular en la lucha por la independencia de México.
Durante la visita, la esposa del presidente municipal entregó un obsequio a la señora Riham Taha, en un gesto de cordialidad y aprecio. El momento culminante fue la muestra artística que incluyó un fandango guerrerense con sones de tarima y la tradicional danza de los tlacololeros, símbolos vivos del alma festiva de Guerrero.
Como parte de la experiencia, los visitantes fueron agasajados con una muestra gastronómica local: el tradicional té de toronjil acompañado de semitas, una combinación que representa por excelencia el sabor y la calidez de Chilpancingo.
El embajador Abdelwareth y su familia se mostraron complacidos, no solo por el recibimiento, sino por las similitudes que encontraron entre la artesanía, la gastronomía y el arraigo cultural de Guerrero con las tradiciones egipcias.
Este recorrido no solo fortaleció los lazos entre dos culturas con raíces milenarias, sino que demostró que Chilpancingo es una ciudad orgullosa de su historia y abierta al mundo, lista para compartir y aprender en un ambiente de respeto, amistad y cooperación cultural.
